El tercer de los grupos que merece ampliación y estudio son los suplementos del grupo C. La evidencia científica no respalda su uso porque no se demuestra una mejora o algún efecto beneficioso para el rendimiento deportivo. Dentro de este grupo, podríamos ampliar la lista a una infinidad de productos comerciales existentes en el mercado. No obstante recalcamos los siguientes por su nivel de consumo o relevancia en el mercado.
- Magnesio: Cuando la ingesta nutricional es adecuada, su suplementación puede mostrar pocos beneficios para los atletas. Sus supuestos beneficios son mejoras antiinflamatorias, reducción de la presión arterial post ejercicio, equilibrio en el estado de ánimo y curación ósea. La evidencia actual sugiere que su suplementación no ofrece beneficio de rendimiento a los atletas entrenados con una ingesta dietética suficiente. Entre sus efectos secundarios se incluyen hipotensión, debilidad muscular, fatiga respiratoria y apnea.
- Bcaa: Aminoácidos ramificados (leucina, isoleucina y valina) presentes en las proteínas que juegan un importante papel en la síntesis proteica. Se cree que evitan o previenen la destrucción muscular después de entrenamientos duros, extensivos o con intervalos. También son recomendados para uso posterior de sesiones de fuerza, ya sea específica o en gimnasio. No obstante, su evidencia actual es heterogénea y equívoca, además, su eficacia es significativamente menor que la ingestión de proteínas de alto valor biológico.
- B-hidroxi B-metilburitato (HMB): Sus supuestos beneficios son la reducción del daño muscular inducido por el ejercicio, aumento de la masa muscular (hipertrofia) y desarrollo de la fuerza asociado con el entrenamiento de resistencia, aumento de la respuesta inmunitaria, inflamatoria y endocrina, y prevención de la atrofia por desuso del músculo esquelético. La evidencia respalda que su eficacia es menor que la ingestión de proteínas de alto valor biológico.
- Vitamina E: Se encuentra principalmente en alimentos de origen vegetal con alto contenido de grasa, incluidos los frutos secos y los aceites, y en menor medida en las grasas de la carne, las aves y el pescado. Ayuda a mantener el sistema inmunitario fuerte frente a virus y bacterias. Sus beneficios de rendimiento propuestos son la reducción del estrés oxidativo y el daño de los radicales libres inducidos por el ejercicio intenso; y una mejor recuperación después de un ejercicio fatigante. Su carencia puede provocar una vejez prematura y agravamiento de las alergias, mientras que un consumo excesivo puede ocasionar debilidad muscular y fatiga general. Actualmente no se puede apoyar su suplementación crónica. Con la intención de moderar el estrés oxidativo y la inflamación se recomienda adaptar un plan de alimentación, con alimentos convencionales y sin procesar para incluir raciones de fruta, verdura, nueces y aceites vegetales extra vírgenes.
- Prebióticos: Sustratos utilizados selectivamente por microorganismos del cuerpo que confieren un beneficio para la salud. Sus beneficios propuestos son: Mejorar la función inmunológica gastrointestinal y la inhibición competitiva de patógenos. El efecto sobre el rendimiento deportivo es variado ya que cada persona varia en la respuesta a un mismo estímulo.
- Tirosina: Precursor de aminoácidos no esenciales en la dieta para la síntesis de neurotransmisores de catecolaminas. Contenida en fuentes dietéticas ricas en proteínas y se sintetiza en el hígado a partir de la fenilalanina. Actualmente, la evidencia científica respalda que no tiene eficacia para mejorar el rendimiento físico. No obstante si que se ha demostrado eficacia para mejorar aspectos del rendimiento cognitivo durante la exposición al calor o al estrés por calor del ejercicio.
Cualquier sustancia que se encuentre o no en este grupo debe tener una gran consideración por parte del deportista a la hora de su consumo. Debo incidir que para tener mejoras o benificios significativos deben formar parte del grupo A si la evidencia es clara, o del grupo B si aún sigue en estudio. Muchos de los productos del grupo C, pueden tener o no algun efecto sobre la persona que lo utiliza, pero a priori no aumentará el rendimiento deportivo.
Finalmente me queda remarcar el gran papel que tiene el marketing para hacer llegar gran cantidad productos en los que no se demuestra su eficacia a casa del consumidor.